Por FELIX BETANCES, para
A estas alturas del Siglo XXI, se creía que no se vivirían momentos de desgracia y de peligro, como los que en la actualidad vive el pueblo dominicano, en lo relativo a la educación, donde se vive si se quiere, un estado de incertidumbre y de inseguridad en el actual año lectivo, que podría acentuar la deserción escolar y matar la ilusión de los que no tienen otro futuro en la vida, que no sea poder alcanzar algún nivel de preparación a través de la educación y la instrucción. Esta situación ha sido repetitiva durante décadas en el País, siempre en perjuicio de las clases más desposeídas, aquellas que no tienen alternativas, sino ir como destino a la educación pública.
No han sido suficientes los cambios curriculares y adaptaciones a sistemas más actualizados de la educación, ni la elevación de la categoría intelectual de los maestros y maestras en el sentido del nivel académico, que fue en un momento, una de las justificaciones de algunos de los “sabelotodo” del Sistema educativo dominicano, “los Genios del Mal”.
Por un lado, maestros y maestras inadaptados, algunos no todos, mal preparados y amén de esto, muy mal pagados, a sabiendas de que un maestro bien pagado, tendría un mayor compromiso, pero además, un mayor interés en servir y en seguir procurando elevar sus conocimientos a través del estudio complementario. Esto también le permitiría vivir con dignidad ante la sociedad en que vivimos hoy.
Por otro lado, un Ministerio que se ha creído a través de los tiempos, dueño y señor de toda una clase profesional, manejándola a su antojo o a su mejor conveniencia, laborando sin el apoyo logístico necesario dentro de lo que se inscriben: Sueldos, incentivos, material didáctico y la ausencia total del necesario apoyo moral y ético que requiere la clase, o sea que para el Ministerio, un maestro no significa gran cosa, craso error..
Es como el que dice: “Te aumento si quiero, cuando quiero y cuanto quiero, porque no tienes derechos ni razones para reclamar”; mientras la máxima autoridad del Ministerio, comete ante los ojos de todos, la inmoralidad de aumentarse su propio sueldo, robusteciendo en forma burlesca, la calamitosa situación que hoy cuesta al País sumas millonarias diariamente, además del costo que no tiene valoración posible, como es el atraso en que se encuentran nuestros hijos e hijas.
Para resolver este espinoso problema, creo que lo primero que procede es que el Señor Presidente de la República Lic. Danilo Medina Sánchez, proceda a cancelar del puesto a dicha señora, primero por haber cometido un desliz, contrariando lo que fue la parte de la austeridad que El mismo planteó en su discurso de toma de posesión, y segundo, “por no haber tenido la capacidad de manejo”, de una situación tan fácil de resolver, después que ella hubiese querido.
Ha escaseado un diálogo serio y a la altura de las circunstancias, en el que quizás, pudo hasta convencerse a los maestros y maestras de que era muy prematuro reclamar ese aumento salarial a esos niveles, con el incipiente 4 por ciento, asignado en el Presupuesto Nacional, de un año que recién comienza. Para esto, había que tener personalidad, altura y compromiso.
Hay que buscar la forma de que esto se resuelva pero ya, para bien del País, que en un tema tan neurálgico como la Educación, no está muy bien posicionado en el área.
¡SEÑOR PRESIDENTE, USTED NO PUEDE PERMITIR UNA SITUACION COMO ESTA EN UN GOBIERNO SUYO. LOS QUE PADECEMOS ESTO EN CARNE PROPIA Y QUE SOMOS LA MAYORIA DEL PUEBLO, LES SOLICITAMOS QUE ACTUE YA!...
A estas alturas del Siglo XXI, se creía que no se vivirían momentos de desgracia y de peligro, como los que en la actualidad vive el pueblo dominicano, en lo relativo a la educación, donde se vive si se quiere, un estado de incertidumbre y de inseguridad en el actual año lectivo, que podría acentuar la deserción escolar y matar la ilusión de los que no tienen otro futuro en la vida, que no sea poder alcanzar algún nivel de preparación a través de la educación y la instrucción. Esta situación ha sido repetitiva durante décadas en el País, siempre en perjuicio de las clases más desposeídas, aquellas que no tienen alternativas, sino ir como destino a la educación pública.
No han sido suficientes los cambios curriculares y adaptaciones a sistemas más actualizados de la educación, ni la elevación de la categoría intelectual de los maestros y maestras en el sentido del nivel académico, que fue en un momento, una de las justificaciones de algunos de los “sabelotodo” del Sistema educativo dominicano, “los Genios del Mal”.
Por un lado, maestros y maestras inadaptados, algunos no todos, mal preparados y amén de esto, muy mal pagados, a sabiendas de que un maestro bien pagado, tendría un mayor compromiso, pero además, un mayor interés en servir y en seguir procurando elevar sus conocimientos a través del estudio complementario. Esto también le permitiría vivir con dignidad ante la sociedad en que vivimos hoy.
Por otro lado, un Ministerio que se ha creído a través de los tiempos, dueño y señor de toda una clase profesional, manejándola a su antojo o a su mejor conveniencia, laborando sin el apoyo logístico necesario dentro de lo que se inscriben: Sueldos, incentivos, material didáctico y la ausencia total del necesario apoyo moral y ético que requiere la clase, o sea que para el Ministerio, un maestro no significa gran cosa, craso error..
Es como el que dice: “Te aumento si quiero, cuando quiero y cuanto quiero, porque no tienes derechos ni razones para reclamar”; mientras la máxima autoridad del Ministerio, comete ante los ojos de todos, la inmoralidad de aumentarse su propio sueldo, robusteciendo en forma burlesca, la calamitosa situación que hoy cuesta al País sumas millonarias diariamente, además del costo que no tiene valoración posible, como es el atraso en que se encuentran nuestros hijos e hijas.
Para resolver este espinoso problema, creo que lo primero que procede es que el Señor Presidente de la República Lic. Danilo Medina Sánchez, proceda a cancelar del puesto a dicha señora, primero por haber cometido un desliz, contrariando lo que fue la parte de la austeridad que El mismo planteó en su discurso de toma de posesión, y segundo, “por no haber tenido la capacidad de manejo”, de una situación tan fácil de resolver, después que ella hubiese querido.
Ha escaseado un diálogo serio y a la altura de las circunstancias, en el que quizás, pudo hasta convencerse a los maestros y maestras de que era muy prematuro reclamar ese aumento salarial a esos niveles, con el incipiente 4 por ciento, asignado en el Presupuesto Nacional, de un año que recién comienza. Para esto, había que tener personalidad, altura y compromiso.
Hay que buscar la forma de que esto se resuelva pero ya, para bien del País, que en un tema tan neurálgico como la Educación, no está muy bien posicionado en el área.
¡SEÑOR PRESIDENTE, USTED NO PUEDE PERMITIR UNA SITUACION COMO ESTA EN UN GOBIERNO SUYO. LOS QUE PADECEMOS ESTO EN CARNE PROPIA Y QUE SOMOS LA MAYORIA DEL PUEBLO, LES SOLICITAMOS QUE ACTUE YA!...
Ecos del Sur.