La UASD-Subcentro Neyba navega a la deriva‏


R. A. López Ynoa

Barahona “A la Deriva” es un cuento de Horacio Quiroga en el que una víbora  venenosa muerde a un hombre dejándole visibles “dos gotitas de sangre” situación que provoca cambios súbitos y violentos en la, hasta el momento, próspera vida de Paulino, y lo que antes era armonioso ahora se torna hostil. El hombre, al verse mortalmente herido, navega en su canoa río abajo, sin rumbo fijo, a la deriva, en el río Paraná en busca de que le salven la vida, pero finalmente, muere en su canoa.

Traigo a colación este cuento por la espeluznante similitud que guarda con la situación por la que en los actuales momentos atraviesa la Universidad Autónoma de Santo Domingo en la ciudad de Neyba en la que la realidad parece superar con creces la ficción de la narrativa de Quiroga.


La UASD-Neyba tuvo durante un corto tiempo, alrededor de año y medio,  su “Siglo de Oro de Pericles” bajo la dirección de la Maestra Alejandrina Luciano, una época de esplendor que evidenciaba el nivel de desarrollo institucional alcanzado por esta unidad académica impulsado por los esfuerzos mancomunados de su directora, del personal docente y administrativo, del equipo de apoyo, de la coordinadora de los estudiantes,  de los aportes de las autoridades gubernamentales, legislativas, y por el trabajo de toda la comunidad neibera.

La UASD-Neyba alcanzó en tan poco tiempo un nivel tal de desarrollo que las actuales autoridades universitarias reconocieron públicamente los avances logrados en materia de organización, planificación, docencia y extensión en esta unidad académica, e incluso, llamaron a que otros centros universitarios la emularan.

Se crearon las distintas dependencias administrativas con su personal entrenado, se formaron grupos culturales y deportivos, fomentándose las expresiones culturales de la zona, de la región y del país. Se formó el Coro Universitario y el grupo de teatro, se realizaron intercambios culturales con otros centros universitarios.  Aparte de la carrera aprobada por el Consejo Universitario, se preaprobaron tres adicionales,  se gestionaron en las respectivas escuelas todas las asignaturas requeridas para el avance de los estudios de los estudiantes, previo cumplimiento de sus exigencias, como la de laboratorios,  que hizo que la matrícula estudiantil creciera en una espiral sorprendente.

Se crearon espacios para nuevas aulas, laboratorios, y se logró una fuerte vinculación con las instituciones sociales y gubernamentales, así como con la sociedad civil organizada, como las juntas de vecinos, sindicatos del transporte público, de camioneros, juntas de campesinos, cooperativas, entre otras.

En coordinación con el Ministerio de Salud Pública se instaló una UNAP con su Botica Popular aprobada, y se logró que el Club de Leones de la ciudad de Neyba prestara por siete años a la Universidad el edificio en donde hoy funciona el Campus III.

Para el semestre 2012-20 se estaba trabajando en las líneas de investigación y en la planificación estratégica a mediano plazo, así como en la orientación de todas las actividades hacia la consecución de la calificación reglamentaria para la promoción de categoría de la UASD-Neyba.

Todo esto, y más, en sólo dieciocho meses de gestión universitaria.
Por razones de salud la directora del subcentro de Neyba tuvo que tomar una licencia para someterse a un riguroso tratamiento médico y es cuando en enero de este año las autoridades universitarias encomiendan de manera interina la conducción del subcentro a otra servidora universitaria.

Y fue con esa designación que el desarrollo alcanzado hasta ese momento recibió la punzada que en principio había dejado sólo “dos gotitas de sangre”, pero que poco a poco ha ido poniendo “lívido y ya con lustre gangrenoso” todo lo que tiene que ver con la UASD en Neyba.

Excediendo los límites que impone la condición de interinidad, en tan sólo tres meses  ha desmontado la estructura institucional y la plataforma comunitaria que hicieron posible el desarrollo exhibido en tan corto tiempo por esta unidad académica, siendo una gestión negadora de ese  proceso de avance institucional castrando en lo inmediato la posibilidad de reencausarlo en un tiempo prudente por  alguien con un criterio gerencial dentro de las aspiraciones de las comunidades de la Hoya del Lago Enriquillo.

Con un manejo administrativo autoritario, errático y anárquico, la actual gerencia interina se ha centrado en realizar remociones y movimientos del personal por motivaciones no institucionales provocando un ambiente enrarecido y hostil que entorpece el normal desenvolvimiento de esta unidad académica.
               
El Coro Universitario, orgullo del subcentro, no ha vuelto a ensayar, los grupos deportivos, si es que aún existen, no han vuelto a entrenar, los grupos forklóricos no se sabe a dónde han ido a parar, el grupo de teatro desarticulado, la Botica Popular aún no instalada, existiendo las condiciones requeridas los servicios de Caja aún no están disponibles,  el crédito de que gozaba el subcentro en el comercio local y en el de Barahona suspendido. Los estudiantes desestimulados han comenzados a gestionar cambios de sede ante la falta de respuesta de la Universidad a sus necesidades de formación profesional.

La oferta académica ha disminuido y la docencia se ha visto entorpecida en el presente semestre por la inoperancia de la administración que ha dejado colapsar el sistema de inversores que servía de energía eléctrica en ausencia de la servida por la EDESUR.
          
Los compromisos financieros de la institución se han incumplido llevando a situaciones calamitosas como la del ingeniero que por no habérsele honrado sus honorarios cerró las puertas de entradas al recinto del Campus III desafiando la ley que le concede a la UASD el carácter autónomo y la autodefensa de sus espacios.         
       
En una visión microscópica del carácter vinculativo de la Universidad con la comunidad a los dirigentes comunitarios se les ha dicho que la Universidad "no es un club social" como para que a ellos se les estén dando explicaciones de los desatinos con que se está manejando el subcentro.

Las actuaciones de la Coordinadora interina desarmonizan con las aspiraciones de toda una región y son a todas luces desenfocadas dentro del marco de la búsqueda  de una universidad vigorosa, con iniciativas propias, y son negadoras del derecho que tienen los habitantes de la Hoya del Lago Enriquillo a tener una universidad en las que sus hijos puedan estudiar sin tener que emigrar a otras regiones del país para hacerse de una profesión universitaria.

La UASD en Neyba está a un tris del colapso y languidece navegando a la deriva, agoniza empujadas por vientos que hasta el momento les eran desconocidos y de seguir en el actual rumbo le ocurrirá lo que a Paulino quien "estiró lentamente los dedos de la mano... Y cesó de respirar".

El autor es catedrático universitario
Subcentro UASD-Neyba, centros de Barahona y San Juan
 
NeybaCity © Neyba City | Volver arriba