Cuando el maestro no tiene vocación,
¡¡¡nunca encuentra el corcho!!!
Un Supervisor visitó una escuela
primaria.
En su recorrida observó algo que le
llamó la atención: una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio, los
alumnos hacían un gran desorden; el cuadro era caótico.
Decidió presentarse:
"Permiso, soy el Supervisor...
¿Algún problema?"
"Estoy abrumada señor, no sé
qué hacer con estos chicos...
No tengo láminas, no tengo libros,
el ministerio no me manda material didáctico, no tengo recursos electrónicos, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué
decirles..."
El inspector que era un
"Docente de Alma", vio un corcho en el desordenado escritorio, lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:
¿Qué es esto? “Un corcho señor "....gritaron
los alumnos sorprendidos.
"De la botella señor. Lo coloca
una máquina...", "del alcornoque... de un árbol"... "de la
madera...", respondían animosos los niños.
"¿Y qué se puede hacer con
madera?", continuaba entusiasta el docente.
"Sillas...", "una
mesa...", "un barco". Bien, tenemos un barco.
¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un
mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito?
Escriban a qué Ciudad de Colombia
pertenece.
¿Y cuál es el otro puerto más
cercano? ¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué
produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar? Y comenzó una
tarea de geografía, de historia, de
música, economía, literatura, religión, etc.
La maestra quedó impresionada. Al
terminar la clase le dijo conmovida:
"Señor nunca olvidaré lo que me
enseñó hoy. Muchas Gracias."
Pasaron los días. El inspector volvió a la escuela y
buscó a la maestra. Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra
vez en total desorden...
"Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se
acuerda de mí? Sí señor ¡Cómo olvidarme!
Qué suerte que regresó. No encuentro
el corcho. ¿Dónde lo dejó?".