FERGUSON, Missouri, EE.UU. (AP) - Manifestantes volvieron a salir el
martes a las calles de Ferguson, marcada con las cicatrices de la
revuelta un día después de que multitudes saquearan negocios e
incendiasen edificios en una noche de ira contra la decisión de un
jurado investigador de no acusar al policía blanco que mató a Michael
Brown.
Cientos de efectivos de la Guardia Nacional fueron
enviados al suburbio de San Luis para ayudar a las autoridades locales a
mantener el orden. Horas después de caer la noche, creció la tensión
luego de que un coche de la policía fuese incendiado frente a la
municipalidad, y los agentes lanzasen gases lacrimógenos.
Mientras, el policía Darren Wilson rompió
su largo silencio público para insistir, en la televisión nacional, en
que no podía haber hecho nada diferente en su enfrenamiento con Brown.
Tras
la noche de violencia del lunes, el gobernador de Missouri, Jay Nixon,
movilizó un amplio contingente fuerzas adicionales de la Guardia
Nacional, ordenando que los 700 efectivos iniciales aumentasen a 2.200
con la esperanza de que su presencia pudiese ayudar a las autoridades
locales a mantener el orden en el suburbio de San Luis.
"Deben protegerse las vidas y las propiedades ", dijo Nixon. "Este comunidad se merece tener paz".
Unos
50 manifestantes se congregaron en una barricada protegida por 30
miembros de la Guardia Nacional. El grupo coreó "¿De quién son las
calles? Nuestras calles", "Esto es lo que es la democracia" y "Manos
arriba no disparen", un cántico que se ha convertido en el grito de
guerra de quienes protestan por los asesinatos policiales.
Frente
a la sede de la policía en Ferguson, una mujer fue detenida después de
que manifestantes lanzasen lo que parecían ser bombas de humo, bengalas y
botellas con agua congelada a una fila de agentes. Otros dos
manifestantes con máscaras fueron detenidos tras desafiar las órdenes de
la policía para salir de la calle.
Por segundo día consecutivo
se celebraron otras protestas en todo el país. Cientos de estudiantes de
secundaria de Seattle abandonaron las aulas, y varios cientos de
personas marcharon por una autovía de Cleveland para bloquear el
tránsito en hora punta.
Durante una entrevista con ABC News, Wilson dijo que tenía la conciencia limpia porque "sé que hice bien mi trabajo".
Wilson,
de 28 años, llevaba menos de tres años trabajando para la policía de
Ferguson antes de la balacera del 9 de agosto. Dijo a la ABC que el
tiroteo a Brown fue la primera vez que disparaba su arma en el trabajo.
Los
abogados de la familia Brown dijeron que presionarían para cargos
federales contra Wilson y que el proceso del jurado investigador estaba
amañado desde el principio para limpiar la imagen de Wilson.
"Desde
el principio hemos dicho que la decisión de este jurado iba a ser el
reflejo directo de la presentación de las pruebas por parte de la
oficina del fiscal", dijo el abogado Anthony Gray sugiriendo que la
oficina del fiscal superior del condado, Bob McCulloch, presentó algunos
testimonios para desacreditar el proceso, incluyendo el de testigos que
no vieron el tiroteo.
Durante las protestas del lunes, 12
edificios comerciales en Ferguson estaban totalmente quemados, y los
bomberos respondieron a incendios en ocho más, dijo Steve Fair, subjefe
de esa corporación. Otros negocios fueron saqueados, y 12 vehículos
estaban carbonizados.
Los
padres de Brown hicieron llamados públicos para mantener la paz antes
del anuncio del lunes, y el martes sus representantes hicieron hincapié
de nuevo en que los que prenden fuegos no están del lado de Michael
Brown.
Las protestas continuaron durante la jornada del martes.
En Clayton, donde se reunió el jurado investigador, miembros del clero y
otras personas bloquearon el tránsito durante varias horas por la
mañana. En el centro de San Luis, donde los manifestantes ocuparon las
escaleras del palacio federal de justicia y cortaron el tráfico, al
menos cuatro personas fueron arrestadas.
Los abogados de la
familia de Brown dijeron que esperan la investigación federal sobre
derechos civiles en marcha finalice con la presentación de cargos. Pero
las investigaciones federales sobre mala conducta policial se enfrentan a
un requisito legal que requiere evidencias de que el funcionario violó
deliberadamente los derechos civiles de la víctima.
El testimonio
de Wilson diciendo que se sentía amenazado, y las pruebas físicas casi
con toda seguridad complicarán cualquier esfuerzo por buscar cargos
federales.
Según la ley federal, "como fiscal tienes que
demostrar que el agente sabía en ese momento que apretando el gatillo
estaba haciendo un uso excesivo de la fuerza, que estaba violando la
Constitución", dijo Seth Rosenthal, un ex fiscal de derechos civiles del
Departamento de Justicia.
El Departamento de Justicia también ha
iniciado una amplia investigación sobre el Departamento de Policía de
Ferguson, en busca de patrones de discriminación.
El fiscal
general de Estados Unidos, Eric Holder, dijo que su departamento tiene
como objetivo completar las pesquisas lo más rápidamente posible "para
restaurar la confianza, reconstruir la comprensión y fomentar la
cooperación entre la policía y los miembros de la comunidad".
Independientemente
del resultado de las investigaciones federales, la familia de Brown
también podría presentar una demanda por homicidio imprudente contra
Wilson.
Hablando en Chicago, el presidente Barack Obama dijo que
sabe que la decisión del jurado investigador "molesta a mucha gente"
pero que "las frustraciones que hemos visto no son sólo por un incidente
en concreto. Tienen raíces profundas en muchas comunidades de color que
tienen la sensación de que nuestras leyes no siempre se aplican de
manera uniforme o justa".