Un pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) fue asesinado este 10 de enero, de un tiro en la cabeza en un templo de la ciudad brasileña de Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais (sureste), informó la Policía.
Identificado como Charles Vidal de
Souza, de 34 años, fue socorrido después del ataque y fue trasladado aún
con vida a un hospital cercano, donde murió.
El crimen ocurrió en la IURD, donde el pastor predicaba, en Céu Azul, un barrio de clase media.
Según testigos citados por la Policía,
dos hombres armados entraron en el templo y dispararon, aunque todavía
no se sabe si pretendían hacer un asalto o si su objetivo era matar al
pastor. Los sospechosos huyeron en un automóvil que estaba aparcado en
la puerta de la iglesia, según la misma fuente.
Los móviles del asesinato siguen siendo
un misterio hasta el momento. Las primeras investigaciones establecen
que los criminales actuaron en forma sincronizada, como si conocieran el
interior del templo. Las evidencias y características del atentado
establecerían que los criminales actuaron por venganza, debido al
seguimiento de la vìctima y tener conocimiento de cómo llegar a su
despacho para sorprenderlo.
Sería bastante extraño, por decir lo
menos, que dos delincuentes armados eligieran un templo para asaltar al
pastor, en un barrio de clase media, cuyos vecinos o fieles podían
alertar a la policía. Se investiga si la víctima se resistió a un
presunto asalto pero, lo cierto es que le dispararon a la cabeza, para
“asegurarse” de su muerte, siniestra modalidad a la que recurren los
sicarios, pero todo ha quedado reducido a hipótesis.
Estas sospechas se acrecientan si
tenemos en cuenta que la IURD fue investigada en los Estados Unidos bajo
la sospecha de haber cometido los delitos de lavado de dinero y
conspiración. Dos cambistas brasileños, Marcelo Marini Bismarck y
Cristina Rodríguez, revelaron a los fiscales norteamericanos haber
enviado ilegalmente el equivalente a 420 millones de dólares desde
Brasil a Nueva York, entre 1995 y 2001.
Las remesas eran de 5 millones de
dólares al mes. Los investigadores de EE.UU. trataron de averiguar el
destino que se ha dado a estos recursos en los Estados Unidos. El
cálculo se hizo en secreto y tuvo entre sus objetivos al “obispo” Edir
Macedo, fundador y líder de la IURD, y al tesorero de la secta en Nueva
York, Regina da Silva.