Que lo sepa el mundo entero que el 5 de abril, es el día de las bocinas
pagadas, porque un gran porcentaje de dominicanos se han enganchado a
periodistas. Muchos de “nuestro colegas” han entregado su virginal ética
y objetividad, mientras otros se han arrodillado ante el peor postor.
Explico esto, porque cuando entramos a la universidad a estudiar
comunicación social, bachilleres sin vocación para otras carreras,
decidieron cursar periodismo o magisterio. Es de ahí que muchos de
manera rápida encontraron la manera de hacerse ricos en poco tiempo.
Es por ello que hoy, nosotros decimos que cualquiera es “periodista” y hasta cabildea para que el gobierno lo pensione.
Nosotros no creemos en la manoseada y cacareada independencia que suelen esgrimir ciertos periodistas y comunicadores.
Por esa hipocresía irracional que a muchos caracteriza, jamás nos hemos
sentido motivados a formar parte de ningún gremio periodístico, llámese
CDP, APP, SNTPP, o como se quieran nombrar, porque total, estos llamados
sindicatos o gremios lo que son es caja de resonancia de ricos y
gobiernos.
No estamos autocensurados, porque no somos bocinas y limpia saco de
nadie. Nosotros si creemos en la objetividad informativa, venga de donde
venga.
Independientemente de nuestra simpatía política e ideológica, la que
ejercemos a toda honra con plena libertad de acción, la que no nos
compromete a hablar mentiras y a narrar hechos divorciados de la
realidad a favor de nadie.
En este sentido admiramos, respetamos el accionar de cada uno de los
comunicadores y damos nuestro espaldarazo a quienes apegados a la ética,
a la objetividad y a las buenas costumbres ejercen el periodismo a
favor de la colectividad, desde cualquier medio.
Hay comunicadores y periodistas que tienen compromiso con el gobierno,
con funcionarios de manera directa, con empresarios, con militares y con
extraños sectores. Pero hay quienes, con la frente bien en alto no han
puesto inventa su objetividad.
Nosotros vamos a seguir como hasta ahora, vigilantes y en defensa de
nuestra comunidad, en cambio usted, colega, continúe apegado al dictamen
de su conciencia.
Por Nélsido Herasme