Democracia intrapartidaria, esperanza y dinero…‏


POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA

A diario escuchamos de diferentes ciudadanos la expresión de que en  la política,  si no se tiene cuarto, no se puede participar, que no se gana, propaganda ésta, puesta a funcionar sobre todo, por los pobrecitos de la sociedad que solo tienen en la vida cuarto, más nada, con cuya propaganda cautivar incautos, logrando sin lugar a dudas una parte de la población.

Sin lugar a dudas los factores de poder y manipulación se pueden sumar al económico para mantenerse buena parte del pueblo en estado  de enajenación e indiferencia, solo así y la incompetencia que demuestre lo opuesto se logre en relativos largos espacios de tiempo el poder económico dominando el poder político. Si no fuera como lo estamos planteando, los gobiernos todo el tiempo fueran del sector poseedor de las grandes fortunas obtenidas de las malas artes (sumándole ahora la modalidad del narco y el lavado), si el “Poderoso Caballero Don Dinero” lo fuera todo, esos sectores se eternizarían en el poder, y no es así ni lo será, en esta etapa de la vida se está saliendo del solio presidencial al suelo carcelario, ejemplos en Latinoamérica hay muchos ya,  y habrán.


Otros ejemplos de superposición de la voluntad del pueblo frente a la extorción del dinero  los  hay de sobras en la vida política dominicana, en la que por ejemplo podemos recordar el proceso electoral del año 1978, llamado el  cambio sin violencia, cuando en un enfrentamiento entre el partido reformista, el doctor Balaguer, con sus trescientos millonarios, los recursos del estado y la alta represión de su aparato militar, que según él,  le desbordaban en momentos,  cuando los nombró  como “los incontrolables”, se enfrentó a un PRD, debilitado  seis años antes con la salida de Juan Bosch de sus filas, dando el saldo a favor del cambio y su candidato Don Silvestre Antonio Guzmán Fernández. Causas, el pueblo, que es la materia fundamental del país, rechazó las funditas, desoyó las presiones políticas, se intrigó, mejor dicho en argot de hoy, “se quillò” botando por el candidato que podía cambiar la hoja de doce años consecutivos de poder, en este proceso, hasta buena parte de la empleomanía publica votó a favor del cambio, se conoció la modalidad del “rábano”, que fueron los empleados públicos rojos por fuera y blancos por dentro, los colores de los dos partidos enfrascados en el certamen electoral.

El otro ejemplo más cercano lo constituye el proceso electoral del 2012, con el mismo PRD y el ingeniero Hipólito Mejía de candidato presidencial, quien no obtuvo  el poder, en el fondo, por otras razones internas que no lograron salvar, las cuales en los tres años posteriores  se han  confirmado. A pesar del presidente en el momento, doctor Leonel Fernández anunciar en el exterior la disposición invertir  45 mil millones de pesos  del estado para imponer un candidato que se vendía como nuevo, desligado del accionar político gubernamental que le apoyaba, el partido gobernante, como tal, obtuvo 199  mil sufragios menos que en su participación electoral anterior, promesa, la del ex gobernante, cumplida a cabalidad, dada la danza de millones exhibidas en el proceso electoral y por el pasaje del maletín lleno de facturas recibido por el Gallego y el consecuente déficit presupuestario de los 2004 mil millones de pesos dominicanos anunciados por Danilo Medina al asumir el poder, año 2012. Con todo y esto, el presidente mejía obtuvo más de un 47% en esas elecciones, con tendencias a ser más, habidas cuentas de que se alega un apagón de 11 segundos en el centro de cómputos de la junta electoral, en el que al restaurarse la energía, los equipos vinieron con el candidato contrario ganando las elecciones, y asì quedó.

Como podemos ver, a pesar del peso de los pesos, la oposición al gobierno obtuvo  más de la mitad de la votación, hoy, con circunstancias desfavorables al continuismo, divisiones y escándalos al por mayor y detalle podemos afirmar que el dinero no lo es todo y mucho menos suficiente para vencer una opción de cambios encabezada por Luis Abinader y el partido revolucionario moderno. Ese partido que tiene un nombre asignado por las malas acciones de la democracia nuestra, tiene la oportunidad de hacer honor al mismo, impregnándoles valores imperecederos de nuestra sociedad  y del  partido predecesor, en su parte gloriosa, debe convencer y convencerse de que lo analizado previamente es correcto, y debe practicarlo en el ejercicio intra-partidario, permitiendo que la democracia fluya, que la voluntad de la base y los pueblos se imponga, es la forma inexorable de cumplirse la frase de “vergüenza contra dinero”, no permita, partido nuestro que nos asalte la duda, el cambio va, pero tenemos el deber de exhibirle al pueblo signos de cambios nuestro para el ejercicio gubernamental inmediato, la palabra clave es la confianza, y el pueblo cree en la gente no en el dinero, son valores, y el pueblo está pletórico de ellos.



 
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