En la naturaleza las manadas tienen un solo líder, lo mismo en los
grupos sociales. El PLD está echando un pulso a ver quién manda en esa
organización, y por ende en el país.
Leonel Fernández exhibe fuerzas para mostrar a Danilo que sin él no
podrá volver a ser presidente. En 2012 la situación era: sin los votos
de Leonel, Danilo no ganaba; ahora es diferente, tiene una simpatía
mayor a la que Leonel pudo soñar; ahora le dice a Danilo: “si no te
pones de acuerdo conmigo no podrás modificar la Constitución y
repostularte”.
Fernández, político maquiavélico, sabe que el poder lo tiene el que está
en el poder. Cada vez va perdiendo sirvientes, su figura se hace mas
prescindible, incluso, se vuelve un estorbo. Por lo que debe reavivar su
estatus quo dentro del partido, mostrar que sigue teniendo poder, para
no quedar como el león derrotado que debe marcharse a la soledad y el
olvido.
La cúpula peledeísta sabe bien que si salen del poder no volverán jamás.
Su maquinaria depende del dinero que controlan desde el poder: tarjetas
solidaridad, nominilla, cargos, prebendas, contratas… en fin
CLIENTELISMO. Sin eso el PLD no es nada. Ese es el precio por pasar de
ser un partido de cuadros a un partido de masas clientelar.
Leonel sabe que Danilo es la única opción para que el PLD y su aberrante
política sigan reinando y esquilmando a nuestro pueblo, pero su egoísmo
y egocentrismo no le dejan quedarse relegado a un segundo plano. Están
conscientes que si salen del poder se desplomará la red de impunidad que
han creado, y las consecuencias para ellos y sus mal habidas fortunas
serían funestas. Todos esos buitres insaciables están claros en eso.
Tarde o temprano el PLD caerá, es inevitable, nada dura para siempre,
mucho menos esa maquinaria de clientelismo que exprime la miseria de un
pueblo que ya no aguanta más. Por lo pronto tenemos este circo, que se
bate entre la sed de poder de Leonel y la supervivencia del PLD.
Ya veremos si la reunión del domingo me da la razón. Tal vez estoy
equivocado, después de todo Leonel dijo que aquí no sabemos
conceptualizar.
Por Claudio A. Caamaño Vélez