OPINION: ¿Se trató realmente de un engaño, una tomadura de pelo o de un circo?


POR BENNY RODRIGUEZ
 Ecos del Sur.


Los aplausos no se cesaban. Quienes pretendían vender sus predios suspendieron en el acto ese propósito. Así lo hizo saber don Polibio Díaz de Jaquimeyes. La entrega de los US$ 40 millones por el INDRHI unificó, pero más pudo una cucaracha sobrevivir en un gallinero que los que vivimos en Pedernales, Barahona, Bahoruco e Independencia, mantener la alegría que causó en todos el impacto de esta noticia.

Rafael  Felipe Núñez, obispo de la diócesis de Barahona, que conforman las cuatro provincias de la región Enriquillo, se encargó de desmontar el circo, de desmontar la farsa cuando en Neiba declaró y aclaró a los periodistas que el dinero no era para Monte Grande, sino para trabajos ya hechos por Andrade y Gutiérrez a la presa de Sabana Yegua, uno de los cinco componentes del proyecto.

El senador de la provincia de Barahona, Eddy Mateo quien junto a monseñor se ha convertido en la voz cantante para que este importante proyecto se ejecute y se entreguen los cuartos e inicie el proyecto ha puesto el cascabel al gato: en la mente de Danilo Medina no está hacer esa obra la más importante de los últimos cincuenta años en la zona sur. Le han puesto en eso.

El legislador, oriundo de Neiba, provincia Bahoruco, un Margaret Tacher, pero varón  probado, ha revelado que se trató de un circo, de una tomadura de pelo y de un engaño a la región porque los US$ 40 millones que Olgo Fernández, con evidente prepotencia anunció, no eran para el proyecto, sino para amortiguar una deuda ya contraída a través del INDRHI con Andrade Gutiérrez por trabajos de rehabilitación realizados a la presa de Sabana Yegua que es de US$ 80 millones, es decir, se abonó el 50% del compromiso económico hecho. La zona no puede seguir soportando que sigan cogiéndola de pendeja.

Ciertamente, como lo dijo el senador Mateo Vásquez, seguimos siendo el borracho del que habló el gobernador Pedro Peña Rubio en su discurso porque, al parecer, sigue bebiendo, la lejana comunidad en donde está el sacerdote siguen burlándose de él y el cura sigue empeñado en construir el molino que dará el agua que necesitamos para el regadío, para el consumo, para generar electricidad, sobre todo, para contener la desgracia cada temporada ciclónica. No nos detengamos hasta ver cristalizado el sueño y el anhelo que nos construyan a Monte Grande que como ha dicho Manolo Sánchez Pérez se trata del “metro del Suroeste”.
 
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